Camila era una artista con una debilidad especial por las pegatinas, o stickers, como ella los llamaba. Siempre estaba en busca de nuevos diseños y colores para añadir a su colección, y un día se topó con una pequeña tienda deportiva en la que encontró unas pegatinas con temática de fútbol que le encantaron. Alejandro trabajaba en esa tienda y fue quien atendió a Camila. A pesar de que no compartían los mismos gustos, se sintieron atraídos el uno al otro.
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