Al quitarse el casco, Din ya no es mandaloriano. Al menos para sus constumbres, no hay redención. El credo es claro. Din está perdido, el dolor por la ausencia del niño y el saber que ya no era digno de portar el casco lo estaban consumiendo. Bo-Katan decide mostrarle que, uniéndose a ella, hay una forma de buscar la redención.