El día de la gran celebración finalmente había llegado, todos estaban felices, después de todo, ambos se casarían después de tanto tiempo. Los invitados permanecían en silencio mientras el novio caminaba lentamente al altar vistiendo un hermoso y elegante traje blanco, donde el otro esperaba. El azabache lo miraba en completo silencio, observándolo en el lugar que permanecía, adoraba como él más joven lucía en ese color. Tanto el mexicano como el guatemalteco lloraban, sin embargo, ambos tenían sus diferentes razones.All Rights Reserved
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