Todos los días puede ser el fin del mundo.

un día cualquiera puede comenzar la pesadilla, la necesidad de volver a aprender.
Y curiosamente hoy, me encuentro pensando en los pequeños detalles, en esos que siempre pasan desapercibidos aunque cuando se valoran son imposibles de pasar desapercibidos, porque en los pequeños detalles vemos la calidad de las personas, en dar eso que uno necesita pero también ve que el otro necesita más, en estar colapsado físicamente pero elegir hacer un esfuerzo más por alguien que te importa, en escuchar aunque ya tengas el cerebro quemado .