¿Carlos? - pregunté mientras me asomaba por la puerta.
Fruncí los labios al darme cuenta de que no estaba.
Entonces la puerta del cuarto de baño se abrió, dejando entrar olas de vapor a la habitación. Antes de que mi cerebro pudiera reaccionar correctamente, me quedé paralizada contemplandolo, tal y como Dios lo había traído al mundo.
Se quedó secándose el cabello sin llegar a observarme,varias gotas de agua se escurrían por su cuerpo delineado, al cabo de unos segundos se dió cuenta de mi presencia, pero para aquel entonces ya era tarde.
Mi rostro estaba completamente rojo, y no sabía dónde esconder la mirada.
Por un instante su cara mostró asombro, pero al siguiente segundo se dibujó una media sonrisa en su rostro mientras que sus ojos brillaban con algo que no sabría explicar.
Me dí la vuelta torpemente.
Y-yo... No quería... - murmuré aturdida.
Pensé que llegarías más tarde, si lo llego a saber antes, te habría hecho hueco en la ducha. - dijo con cierta confianza que me resultó ligeramente molesta.
No, yo... Lo siento, no era mi intención. - añadí mirando al suelo.
Tranquila, ya puedes darte la vuelta. - añadió después de una corta carcajada.
Estaba disfrutando, era claro que le gustaba ver el efecto que tenía sobre mí, y tenía razón.
Solo había que mirarme, mejillas completamente rojas, piernas temblorosas, voz entrecortada y medio ronca, y
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las galaxias y demás.
Y así como adora eso, también tiene una gran afición hacia la persona y canciones de Jayden Blackwood.
Cómo cualquier fanática normal, sueña con tener un encuentro fugaz con aquel a quien llama ídolo. Poder coincidir al menos en una mirada, un roce o tal vez en alguna interacción por redes sociales, pero así como sueña con eso, sabe que es imposible que aquello suceda...
¿O no?
Paris Smith se ve envuelta en ese momento que toda fan desea tener con esa persona a la que admira, cuando por culpa de un pequeño accidente sus vidas se ven entrelazadas de un momento a otro.
¿Quién diría que un encuentro tan fugaz como un suspiro podría unir a dos personas de distintos mundos?
¿Quién diría que una chica que tiene la nariz metida en libros de astrónomos famosos podría coincidir con alguien que ama los reflectores y los aplausos?
Y sobre todo ¿Quién diría que una chica normal podría involucrarse con una super estrella?