Fanfic basado en la franquicia de Cómo entrenar a tu dragón.
Hipo Haddock, el único hijo, y heredero, de el gran Estoico el Vasto, líder de Berk, un pueblo de mata o muere, acaba de enterarse de su vulnerable condición. Un joven nacido de un fuerte matrimonio, tristemente destruido por las plagas que atacan su hogar de nacimiento, fue bendecido (o maldecido) con la capacidad de traer vida al mundo.
Los donceles en Berk no son bien recibidos, y que el único heredero fuese uno, fue sin duda la peor de las noticias. Los ciudadanos de Berk perdieron total esperanza de ver cambiar al, de por sí, problemático hijo del jefe. Y mientras que para el propio Estoico fue una noticia difícil, trató como pudo de apoyar a su hijo. Verlo en su desesperación, llorando en los brazos de la anciana del pueblo, mientras le rogaba que no dijera nada, sin duda le había roto el corazón.
De verdad que lo intentaba. Demostraba el amor que tenía por su hijo con acciones pequeñas, ya fueran cortos abrazos, palabras de aliento, o besos en la frente, como había descubierto que le gustaban. Lo hacía porque así se lo había prometido a su amada Valka. La promesa que le haría años atrás era lo que le llevaba a superar que, en algún momento, tendría que buscar un marido digno, tanto para su hijo, como para su pueblo.
Ahora Hipo, ya habiendo superado parte de el trauma de saber que jamás sería lo suficientemente bueno para su padre, y tratando por una última vez de demostrar que no solo sería una esposa obediente en el futuro, cometería el peor (o tal vez el mejor) error de su vida.