Yo creo en las hadas. Frase como esta hemos oído toda nuestra infancia, la única etapa de nuestras vidas donde todo nos importa, donde somos realmente felices. Después nos hacemos mayores y olvidamos aquello que una vez amamos. Hace años existió una historia entre dos mundos y dos destinos. Con destellos de magia, pintaron cimientos en el corazón de su mente y ella los convirtió en una fantasía olvidada.