De todos los rincones de España, de todas las maravillas e increíbles lugares de este país, había uno, un pequeño pueblo no muy lejos de la gran capital, en el que cosas maravillosas y siniestras, estaban a punto de suceder. Situado en el sur-oeste de España, en la provincia de Badajoz, se encontraba un pequeño pueblo a orillas del Guadiana: Medellín. Siendo el lugar de nacimiento del conquistador Hernán Cortés en 1485, Medellín era un pueblo con mucho encanto sobre todo por su castillo de procedencia románica restaurado en el siglo XIII. Todo allí parecía normal, mundano e incluso predecible, hasta que un día toda la inocencia allí de desvaneció por completo, dejando solamente los vestigios de una comunidad sumida en las penumbras.