Jugar con el destino de un alfa y omega predestinados es considerada una traición de sangre. El vínculo roto, de dos almas que al fin se encontraron, por deseos egoístas es un crimen que los dioses jamás perdonarán. Rhaenyra Targaryen se cubrió el rostro con un velo para ocultarse del severo castigo una vez descubierto que Daemon Targaryen jamás le perteneció. Él estaba atado a alguien más. Un vástago, engendrado por Alicent Hightower, quien años después al presentarse como omega capturó la atención del príncipe canalla. "Entonces estalló la tormenta y danzaron los dragones..."