El castillo donde siempre he vivido comienza a derrumbarse a medida que crezco. Las cosas no son como me las han mostrado y no me sentía preparada para seguir creciendo. Pero el tiempo no perdona a nadie y las fisuras a mi alrededor cada día son más grandes. Este espacio lo usaré para desahogarme en mis noches donde el frío cristal abraza mi cuerpo, mientras sigue crujiendo como un eco en mi cabeza.
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