Prólogo
A veces, los 17 no se sienten como una edad. No se sienten como un número que te define ni como un año en el que todo comienza a encajar. Se sienten como una colección de momentos rotos, de sueños que se desvanecen antes de poder tocarlos, de batallas internas que nunca se ven desde afuera.
Jahella se encontraba justo ahí, en la frontera de esos 17 años que la mantenían atrapada en un caos sin fin. Los gritos de sus padres, las comparaciones con un hermano que parecía tenerlo todo claro, la ansiedad que la ahogaba cada vez que tenía que encajar con los demás. No podía evitar sentir que su vida se desmoronaba, y lo peor era que no sabía cómo reconstruirla.
A sus 17, las expectativas pesaban más que nunca. Todos esperaban que fuera algo: una actriz, una cantante, alguien que brillara, que destacara. Pero ¿qué sucede cuando ese brillo se apaga dentro de ti? Jahella lo sabía muy bien. Había olvidado lo que se sentía ser ella misma, atrapada entre lo que los demás querían de ella y lo que ella no sabía si quería ser.
El reflejo que veía en el espejo no era el de una chica de 17 años en sus mejores días. Era alguien cansada, con ojeras profundas, deseando poder escapar, pero sin saber a dónde ir. A veces, el cuerpo se cansa de luchar, pero el alma aún tiene fuerzas para un último intento.
Cuando el reloj marque las 18, Jahella sabe que algo cambiará, aunque no sabe qué. A veces la vida te empuja a cumplir años antes de estar lista, a enfrentar desafíos que no pediste. A veces, en la vida, no se trata de los sueños, sino de sobrevivir a las pequeñas batallas del día a día.
Y aunque no lo sepa, Jahella está a punto de descubrir que la frontera entre los 17 y los 18 no solo es un número: es el comienzo de una nueva lucha por encontrarse a sí misma.
No crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17.
¿Problemas?
Uno: es menor.
Dos: es hija del pastor.
Tres: a mi hermano le gusta.
Cuatro: ¡es mi alumna!
Y cinco: es una chica...
Aunque lo último a mi no me importaba.
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En edición.
Finalizada.
Mi gato es el autor 🐱