Sólo por el niño.

Yeonjun quería tener un hijo con demasiadas ansias, pero Beomgyu siempre dudó porque no quería perder su juventud en cuidados, deberes y obligaciones más allá de hacerlo para sí mismo. Él mismo, Beomgyu, se consideraba un tipo de cuidados y poco maduro para crecer necesariamente y responsabilizarse de alguien más.

Yeonjun se fue cuando, después de meses de pedirlo, Beomgyu no dejó que lo embarazara. Sólo que... ellos habían olvidado la noche de navidad en la que se habían detenido a follar en el medio de un callejón después de la prefiesta, cuando se dirigían al departamento de uno de sus amigos en común, sin protección y lo suficientemente llenos de adrenalina como para olvidarse de toda la vida por una semana continua.

Tres años y medio más tarde de su partida Yeonjun volvió para tocar a la puerta de Beomgyu, exigiendo ver a su hijo.

Ellos habían cambiado, habían dejado de amarse por la forma en que todo había terminado; se odiaban. Yeonjun juró que sólo estaba cerca de esa casa por el hijo que ambos habían procreado y que todo lo que hiciera o dijera también sería por él, pero no estaba seguro de que tener su boca en la de Beomgyu una vez más fuera sólo por el niño.