Ella no anhela la gloria, ni el respeto del pueblo, ni el poder que trae consigo la riqueza o el estatus. Ella quiere lo que la heroína tiene: cada uno de los hombres que la siguen. Desea amarlos, cuidarlos, besarlos, poseerlos, dominarlos, y hacerlos suyos, uno por uno. Quiere que la miren con el mismo amor y devoción que le muestran a la heroína, ¿cómo es posible que esa chica siquiera considere elegir a uno? ¡Sora debía tenerlos a todos, amarlos a cada uno de ellos por igual! La heroína no los merecía, no como Sora los merecía. Y si para obtenerlos debía convertirse en una villana, lo haría sin dudar. "Lo siento, querida," piensa ella con la mirada fija en su enemiga. "Pero yo los quiero a todos."