La música seguía sonando. Seguía sonando a pesar de que la lluvia golpeaba con ferocidad contra la ventana. Aún se escuchaba. Era imposible. Era completamente imposible que la música se escuchara por sobre la lluvia. Era completamente imposible que fuera esa misma canción que arruinó para siempre mi vida. Pero lo era. Era esa canción. Esa melodía. Esas notas tocadas con los mismos dedos escurridizos y largos que alguna vez me acariciaron la mejilla con tanta dulzura. No lo quería creer pero esa era la verdad y la realidad. Todo volvía al comienzo. Con esa melodía que resonaba agónica con los dedos pegando fuertemente en las teclas del viejo piano alemán. Ese era el principio. El principio de la que había sido mi perdición. Todo comenzaba nuevamente, como si hubiera sido ayer: Él y su misterio. Él y su mentira. Él...y su piano de cola. Historia corta. Se prohibe la copia parcial o completa de esta historia.