Alicia y Maximo eran vecinos. No solo eso, habían sido amigos de la infancia. Sus familias eran amigas y su hermano, Santiago, era el mejor amigo de Maximo. Toda su niñez fue fantástica e inolvidable. Marco algo en sus vidas. Pero, por distintas razones, Alicia se empezó a separar de su grupo de amigos, dejando a un confundido Maximo solo.
Sus vidas se separaron. A medida que fueron creciendo, empezaron a perseguir cada uno sus metas, o al menos eso intentaban. Alicia había intentado mejorar día a día sus notas académicas. En cambio, Maximo no sabía para qué servía un libro. A él le interesaba el deporte, en especial el fútbol. Soñaba con ser jugador profesional y, para eso, este año era muy importante, tenía que poner todo su esfuerzo.
Vivían cerca, pero estaban lejos. Solo tenían que caminar diez pasos si querían verse, pero su relación estaba a unos miles de pasos.
¿Estaban dispuestos a recuperar su relación? ¿Quién daría el primer paso?
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...