Melanka deicidio no volver a hablar y tampoco relacionarse con otros nunca.
Luego de ser vendida de pequeña, aprendiendo a sobrevivir por las suyas, se hizo una mujer bastante peligrosa que sólo un tonto decidiría comprar.
Huérfana, rebelde, esclava, muda. Melanka era todo eso y más, la princesa de nada, la reina del desastre, y ahora, el problema de Enok.
Enok es el cabecilla de una organización criminal, considerado un demonio destructivo y cruel, tomando todo lo que quiere, destrozando a todo quién interfiera en su camino.
Por capricho, y a modo de broma, decide comprarle una criada a su mejor amigo y consejero, una chica que, por lo dicho, no está domesticada, una salvaje que no tiene modales ni principios, pensó que no le costaría regalarle a su salvaje y nada domesticada esclava, pero sí que le costó entregarla, es más, se forzó a hacerlo, la regaló, le dio la espalda.
Melanka no tenía los mismos planes, y tendrá que hacer uso de sus muchos talentos para regresar con el amo que firmó su documento de pertenencia, Enok era su dueño y tendrá que hacerse cargo de ella le guste o no.
Melanka es la chica perfecta, una reina que disfrutará de sentarse a admirar cómo todo se quema a su alrededor, quizá sea lo que Enok a estado buscando.
Sólo hay un problema, el mundo de Enok tiene reglas, reglas que no tolerarían una unión como esa. Enok no es sólo el capo de los Kinahan, es más, Enok es el siguiente en la línea de sucesión.
¡Vive en un puto castillo! ¿Cómo Melanka no lo pensó?
Melanka tendrá que pelear con uñas y dientes para mantener su posición junto a Enok, quedarse con él es la única manera de salvarse de su vida miserable como esclava.
NO VA A VOLVER A SU JAULA.
ADVERTENCIAS:
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