Querido V:
No se como he llegado al punto de escribirte cartas que jamas leerás.
Llamame loca,
o enamorada,
pero sentí la necesidad de contar al mundo lo que siento por ti, V.
Y este, es mi mundo.
Sentencié que no habría de amanecer, quizá porque que tu presencia en mi vida surgió en los silencios, en muchas de las noches eternas que abrieron paso para que los recuerdos empezaran a ser creados, para que las ilusiones llevaran tu nombre y mi alarma mental llevara tu voz.