Allí estaba Spreen de nuevo sentado frente la hoguera, torturandose con el recuerdo de cierto castaño de brillantes ojos rojos, recordando sus risas, sus brillantes ojos llenos de felicidad y vida, recuerda de forma tan claro lo tranquilo, cómodo y seguro que se sentía estar entre sus brazos siendo casi como su analgésico o una pomada que sana sus nuevos y viejas heridas. Segunda parteAll Rights Reserved