-¡No! ¡Suéltame!-yo gritaba, llorando, yo corría, sentía el viento frio me cubría como una espesa manta, sentía ramas de árboles viejos y retorcidos rajar mi cuero, lo oía, lo oía muy bien, sentía su aliento sobre mí, su asqueroso aliento... y de repente... desperté-