Noah Brown es un buen chico al que la vida lo llenó de problemas y de motivos para darse por vencido, pero siempre pudo seguir adelante gracias a su amigo Adam. Desde la muerte de su madre, la única persona en la que confía es en su amigo. Un día, Adam desaparece junto a su familia sin dejar rastro alguno dejando a Noah a la deriva. Pero todo barco perdido tiene un faro que tarde o temprano aparece, al principio solo es un punto casi imperceptible, pero al fin y al cabo, te lleva hacia la orilla. La vida está llena de subidas y bajadas, la clave está en saber aterrizar.