Ya llego el día, el día en el que la muerte presentara a su muy querido hijo. Al ser algo tan importante, todos los pobladores de Tortillaland, estaban presentes. Todos estaban ansiosos por la gran noticia, los nervios los comían. Mentiría si les digo que hasta el mismísimo profeta no estaba igual que ellos, era algo raro de ver. Aquellos pobladores tenían expectativas muy altas hacia el progenitor de la muerte, algunos se podrían decir que eran ridículos, pero bueno, no puedo juzgar sus mentes tan raras. Pero uno de ellos, resaltaba por encima de los demás, el híbrido mas temido, este también tenia sus expectativas, pero estas eran más tranquilas. . . Aunque no parece. Se imaginaba a alguien fuerte, alto, poderoso. Alguien egoísta, que no conoce la piedad ni la empatía. Alguien que si es digno de tener una pelea con el de ojos amatista. O eso cree él. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por el fuerte sonido de violines siendo tocados, formando una lenta pero aterradora melodía. Dejando en claro que la muerte, a llegado, y con ella, su hijo. Auron fue el primero en hablar, pidiendo que los murmullos paren, para no molestar. Pero fue interrumpido por una suave voz. Missael.