Había una vez una chica llamada Sofía, quien desde muy pequeña había desarrollado una gran pasión por viajar y conocer nuevos lugares. Cada vez que tenía la oportunidad, se escapaba de su casa para explorar los alrededores y descubrir lugares nuevos.
A medida que fue creciendo, la pasión de Sofía por viajar se intensificó, y decidió que quería dedicar su vida a recorrer el mundo y compartir sus experiencias con otros. Así que, después de graduarse de la universidad, decidió emprender su gran aventura.
Sofía comenzó su viaje por América Latina, recorriendo países como México, Guatemala, Costa Rica y Colombia. Cada lugar que visitaba la llenaba de alegría y emoción, y se esforzaba por aprender todo lo posible sobre la cultura y la historia de cada lugar que visitaba.
Con el tiempo, Sofía se convirtió en una experta viajera, y comenzó a publicar sus experiencias en un blog. Sus historias y consejos se volvieron muy populares entre otros viajeros, y pronto se convirtió en una figura reconocida en la comunidad de viajeros.
A medida que su fama crecía, Sofía también comenzó a recibir invitaciones para hablar en conferencias y eventos de viajes en todo el mundo. Viajó a Europa, Asia, África y Oceanía, compartiendo sus experiencias y conocimientos con otros viajeros apasionados.
A lo largo de su vida, Sofía recorrió el mundo entero, visitando más de cien países y experimentando una gran variedad de culturas y tradiciones. Pero lo más importante para ella siempre fue la gente que conoció en el camino, y las amistades que hizo en cada lugar que visitó.
Hoy en día, Sofía sigue viajando y compartiendo su pasión por la aventura y la exploración con otros. Para ella, la vida es una gran aventura, y no hay nada más emocionante que descubrir nuevos lugares y conocer a nuevas personas.
Para Park Sung-hoon, el matrimonio es solo un trámite necesario para asegurar su herencia y mantener el control de la empresa familiar. Para Loa, es una salvación inesperada cuando está al borde de perderlo todo.
Un contrato, seis reglas estrictas y un acuerdo sin emociones de por medio... o al menos, eso creen.
Loa y Sung-hoon no podrían ser más diferentes: ella, una artista soñadora con un pasado lleno de cicatrices; él, un heredero frío y calculador que solo ve el amor como una distracción innecesaria. Pero a medida que la convivencia se vuelve inevitable y las líneas entre el deber y el deseo comienzan a difuminarse, ambos descubrirán que el mayor problema no será fingir ser una pareja perfecta, sino evitar que los sentimientos reales destruyan el trato que los une.
Porque en este juego de conveniencia, el amor nunca fue parte del contrato... ¿o sí?