A Dazai no le gustaba mostrar su abdomen, ni sus brazos, ni pierdas, ni nada. Si por él fuera cubriría cada parte de su cuerpo.
Vendas, sí, vendas tenía por casi todo su cuerpo; cuello, brazos, abdomen y piernas, formaban parte de él. Había infinidad de rumores en el Instituto, pero algo que nadie negaba y todos estaban de acuerdo era sobre la belleza de Dazai; belleza que él detestaba con su alma.
-Me quitó las vendas delante de todos, Odasaku. -Sus lágrimas no las podía contener, salían cual cascada. - Y eso no es lo peor.
Dió un suspiro en un intento de relajarse, pero cuando volvió a recordar lo sucedido, de nuevo, estalló en llanto.
-Me quitó las vendas delante de Chuuya. - lloriqueó, agarrando más fuerte sus piernas y esconder su cabeza en sus piernas. -Delante de Chuuya me quitó las vendas, me vió. Él. La única persona que me importa me miró sin ellas, seguro le doy asco.