𝓓𝓮𝓼𝓽𝓲𝓷𝓸𝓼 𝓔𝓷𝓽𝓻𝓮𝓵𝓪𝔃𝓪𝓭𝓸𝓼

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Primero que todo déjame hablarte de Elisabeth. Déjame contarte cómo su presencia ilumina mi mundo con una sensualidad arrebatadora.

Su cabello, largo y sedoso, cae en cascadas que rozan sus hombros, como si fueran hilos de seda tejidos por los dioses mismos. Es un lienzo perfecto en el que se entrelazan los sueños y la fascinación, una obra de arte en movimiento.

En comparación, me veo como un chico común y corriente, alguien que se mueve en las sombras mientras ella brilla con una luz deslumbrante. Me pregunto una y otra vez si alguien como yo podría capturar su atención, si podría despertar en ella la misma pasión que ella despierta en mí.

Es una pregunta a la que no desearías enfrentarte nunca, ¿verdad?.

Soy Mael, alguien con un nombre muy poderoso, pero que no posee ni una pizca de la divinidad de los dioses griegos.

Y aquí estoy, dispuesto a desafiar las probabilidades y luchar por el amor de Elisabeth. Porque cuando el corazón habla, las diferencias se desvanecen y solo queda la pasión que arde entre dos almas.