Dios no castiga dos veces, pero es rencoroso. Intentó decirle eso a su madre hace tantos años cuando aún vivía allá en lo que aún era parte de su México; nunca tuvo el coraje para hacerlo. «Todos moriremos», había dicho su madre, y Vásquez esperaba que el Ranger no hubiera hecho las paces con el Todopoderoso porque su destino no sería el cielo. No, se iría derechito al infierno y Vásquez se encargaría de eso.