Entre cúpulas doradas y secretos sellados por el incienso del harén, nació una sultana cuyo destino no era servir, sino gobernar.
De una emperatriz amada y temida, emergió Mihrimah, flor de fuego entre mármoles fríos, heredera de un linaje donde el amor se confundía con la traición.
Pero en los pasillos del Topkapi, los susurros eran dagas, y los escándalos, como el humo del ámbar, lo envolvían todo.
La legitimidad de sus hijas fue cuestionada, su esposo tejía con seda envenenada los hilos del poder, y los príncipes -cobardes o vencidos- abandonaron el trono que les fue prometido.
Ella quedó sola.
Sola frente al trono, sola entre visires y eunucos, sola entre el peso de una madre muerta y el llanto de hijos inocentes.
Mientras el Imperio miraba hacia el sol, Mihrimah enterraba el suyo. A Allah entregó el alma de su madre, y a sus hijos, su amor más sagrado.
Ya no era la princesa de las canciones de cuna, ni la hija de los retratos bordados. Era la Sultana.
Y esta vez si no podía escapar del destino, todos sabrían de qué estaba hecha.
✨ Continuación de Serpiente Rusa✨
Asu siempre ha vivido a la sombra de Kemal, su amor imposible, y Nihan, la mujer que lo ha capturado. Pero lo que nadie sabe es que Asu también ha sido prisionera de sus propias sombras, luchando entre la devoción y el resentimiento, entre el deseo de ser amada y el temor de nunca ser suficiente.