Recuerdo la primera vez que lo vi, quise buscar palabras para describirlo, pero no pude. Nada me preparo para eso. Ni profesores, ni libros, ni siquiera mis padres. Escuché miles de historias, pero ninguna pudo prepararme para lo que el destino tenía planeado para mi. Y sin embargo, no me arrepiento de las decisiones que tome. Si me dieran la oportunidad de volver en el tiempo, lo haría todo de nuevo.
Él podría ser oscuro, pero cálido, podría ser un huracan que congelaba incluso a la más insignificantes de las moscas, pero al mismo tiempo, podía ser la primavera cuando, conmigo, se sentaba a leerme poesía. No pude verlo. No sentí el peligro que me acechaba. Estaba siendo cazada, y era absolutamente ignorante sobre ese hecho.
¿Podría haber cambiado algo darme cuenta antes? ¿Podría haber sido todo diferente si yo hubiera sido él y él hubiera sido yo? No, no cambiaría nada, porque de nuevo, estoy en aquel tren, en aquel vagón, y en aquel momento.
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La imagen de la portada no es de mi autoria, créditos a: Imperiness
Todo en él era venenoso: su aspecto, su poder y, sobre todo, su magia.
Y, sin embargo, ella sabía que nunca querría que él cambiara, porque, para ella, él era perfecto tal y como era, con esa forma de hacer magia impasible, peligrosa y embriagadora.
Si le hubieras preguntado si se trataba de una historia de amor, te habría dicho que sabía que él no era capaz de amar y que él sabía que ella no iba a intentar cambiarlo.
Y, sin embargo, si le hubieras preguntado si se trataba de una historia de amor, te habría dicho que la respuesta dependía de lo que esperaras.
Ella sabía que él no podía amar,
aceptaba que a él no le importaba,
pero habría dado la vida por hacerle comprender.