¿Alguna vez habéis oído hablar de los viajes en el tiempo? Estoy segura de que sí.
Ya sea en libros, series, videojuegos o películas se menciona o su trama principal es básicamente eso, como en el juego Life Is Strange o la serie Dark.
Pero volviendo a la realidad, en el mundo actual donde tanto tú como yo vivimos aún no se sabe a ciencia cierta si existen. Ha habido muchísimos sujetos que endulzaban el oído de la prensa o de curiosos de internet en búsqueda de nuevas historias en 4chan o Reddit, contando que eran viajeros del tiempo como, por ejemplo, el caso de John Titor. Creedme cuando os digo que yo soy una de esos sujetos que se sumergen en las historias más fantasiosas y poco demostrables de Reddit y 4chan.
Pero, en este instante, os vengo a contar una historia de no ficción. Una historia donde el tiempo, el presente, es algo que no se puede recuperar una vez es pasado. Donde no se le da la suficiente importancia al momento que tienes en tus manos y acabas dejándolo volar mientras te arrepientes de no haberlo aprovechado como debiste hacerlo. Se dice que nunca es demasiado tarde, pero en ocasiones si lo es. Cómete ese trozo de tarta, salta sobre ese charco, besa a esa persona, haz ese viaje, comprate esos zapatos. Aprovecha el presente, porque el pasado jamás se cambia y las lágrimas llegan sin avisar.
Solo se vive una vez.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.