la seriedad en el rostro permanecía mientras los pétalos descansaban en sus manos, el último aliento era su regalo mientras desaparecía al par de los minutos.
- Perdóname.
- No, perdóname tú a mí por regalarte un pétalo en lugar de la flor.
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la seriedad en el rostro permanecía mientras los pétalos descansaban en sus manos, el último aliento era su regalo mientras desaparecía al par de los minutos.
- Perdóname.
- No, perdóname tú a mí por regalarte un pétalo en lugar de la flor.