Los últimos dos años de Fernanda, habían sido una montaña rusa de emociones, la mala relación con su prometido Carlos, le había dejado un profundo resentimiento hacia el amor y hacia ella misma. El haber descubierto el engaño de Carlos la rompió ¿cómo podía haberle hecho algo así la persona que más amaba? ¿Cómo había podido él ser tan cruel y dejarla a pocas semanas antes de casarse?
Fernanda estaba deprimida, sola por primera vez en cinco años, había cambiado muchas cosas en ella sólo para adecuarse a Carlos y él simplemente la abandonó. Se encontraba llorando en el parque, acababa de ver a su ex con su nueva novia, la cual llevaba un hermoso anillo de compromiso. Fernanda había esperado tres años para comprometerse con Carlos y esa chica en sólo unos meses había logrado lo que con tanto esfuerzo logró Fernanda.
Había estado tomando con un chico que conoció en un bar, había hecho clic desde el momento en que comenzaron a platicar, Fernanda se sentía asombrada por la facilidad con la que se desenvolvía con ese chico, parecía como si se conocieran de hace mucho tiempo. Ya había pasado cerca de una hora desde que se fue, ella le había prometido irse a casa pronto, pero simplemente no pudo hacerlo, el dolor que sentía era más fuerte.
Fernanda cerró lo ojos por unos minutos, en su mente comenzó a dibujarse un rostro masculino muy familiar, pero que no conocía, él le sonreía ampliamente lo que le ocasionaba un escalofrío en todo el cuerpo, su respiración comenzaba a ir más a prisa, ella quería tocarlo, comenzó a sentir una necesidad inhumana de hacerlo. De pronto ese rostro familiar abrió la boca para decirle "al fin nos volvemos a ver, te he extrañado".
Abrió los ojos en cuanto el hombre de sus sueños habló, Fernanda escuchó pasos de alguien que se acercaba y después sintió que se sentaban a su lado, giró el cuerpo para buscar a la persona que se había sentado y ahí estaba él, el hombre con el que acababa de
Al defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa.
Lo más sorprendente para Alicia no es el sistema en el que se rige la sociedad, los hombres, que no solo son los que dan a luz, si no, que se dividen en dos.
Los oro, la clase baja que tienen tendencia a dar a luz a otros hombres.
Y los jade, la clase alta que tienen tendencia a dar a luz a mujeres.
No solo eso si no que al ser las mujeres un bajo porcentaje, las familias se conforman por un harem de hombres, los cuales no son vistos más que como máquinas de hacer bebés.
La imagen la saque de internet créditos de la imagen a: "Alya".