26 partes Concluida Contenido adultose conocieron desde niños. No como amigos de la infancia, sino como vecinos que se toleraban a distancia.
la suya no fue amistad de juegos compartidos ni risas inocentes; fue más bien una guerra fría de miradas cruzadas y palabras afiladas. Eran diferentes, y eso siempre fue evidente.
El fingía ser rebelde, pero era solo un acto. Peleaba, aunque no supiera como, ganaba aunque siempre saliera herido. Se inventaba historias para atraer a los demás, coleccionando amistades vacías que aplaudían sus farsas. Era una máscara con patas, un chico que gritaba en silencio por atención, sin que nadie notara la grieta en su sonrisa. Ahora, el mundo le exige madurar: crecer, enamorarse, odiar de verdad... o aprender, por fin, a estar solo sin sentirse vacío.
Ella, en cambio, era libre.
Libre como el viento que no se deja atrapar. Ni su madre podía frenarla. Probaba de todo, lo hacía bien, y luego se aburria; no porque fallara, sino porque nada lograba retenerla. Era autentica, sin filtros, sin mascaras. Vivía sin necesitar ser vista. Y eso, precisamente eso, era lo que más lo desconcentraba a él.
no era la diferencia entre ellos lo que lo perturbaba...
Era su autenticidad. Su forma de ser sin esconderse, sin maquillarse el alma.
Porque, en el fondo, él nunca supo ser real.
Justo cuando creyeron que ya lo sabían todo el uno del otro, la vida les cambio el juego.