
Odiaba que voces ajenas a la suya tomaran el mando, cuando vió a ese hombre rubio de pie a unos pasos de distancia se resignó a perder la batalla contra su naturaleza pero, ese susurro roto de Zoro Zoro lo mantuvieron lucido hasta que ya no necesit ó recordarse lo que era obvio, amará como ese hermoso hombre se mereceAll Rights Reserved