Él era un cliente, lo apodaban el diablo, mi jefe, mis compañeros de trabajo, todos a mi alrededor lo conocían, menos yo, jamás lo había visto, jamás debí acercarme a él...o tal vez, si. Cuando lo hice, no me trató como un cero a la izquierda, no me trató como los demás lo hicieron, así que me gustó, pero dicen por ahí que cuando te advierten es por algo, pero ese algo, no apareció cuando le hablé, no apareció cuando lo besé, no apareció cuando me hizo suya, apareció cuando me enteré de la verdad y es algo de lo que me arrepiento, no haberme enterado antes y no haberles echo caso a todos los que me advirtieron sobre él, a los que me miraron mal cuando me veían con él.
Pero luego, llegó esa carta y ahí entendí dónde estaba, lo tenía, justo quise tener a muchas personas, comiendo en la palma de mi mano, él no tenía el poder, lo tenía yo, y eso me hizo sentir más poderosa de lo que era. Pero el poder te puede hacer caer o peor, te puede enamorar del diablo que te hará suya sin compasión, que te dará todo lo que quieres y hasta matará por ti y para ti; para muchos es lo mejor que puede existir, pero yo, tal vez no sepa soportar eso.
1 libro de la trilogía: amores criminales.
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"Voy a preguntar esto una vez más y no quiero confusión. ¿Te acuestas con mi hijo?"
Le preguntó el padre del chico que le gustaba, tampoco le gustó la mirada que le dio que recorrió todo su cuerpo, inmediatamente se arrepintió de usar un lindo vestido ese día.