Encandilado ante aquel viril fulgor que aquella mujer cortejaba en el, al hacerle sentir lo bienaventurados que eran sus ojos al tener la dicha y gracia de poder admirarla bajo la incandescencia de la luna, se obsesionaba constantemente en arremeter contra sus deseos que aquella ingenuidad harían colapsar. ¿Quien dice que hay compatibilidad entre el amor y el odio? Un curioso demonio de zapatillas de ballet. Primer libro ⛵