Desde que tenia memoria, siempre había crecido a la sombra de su perfecta hermana. Todo lo que el reino quería lo era Adara Lounfost. Todos esperaban que ella fuera la reina.
Pero un rey caprichoso no pensaba lo mismo, porque en cuanto sus ojos captaron a la joven de cabello rojo, todo se undio como un barco que surcaba la mas cruel tempestad. El la deseaba, pero su capricho llego mas lejos de lo que todos esperaban.
Ella solo quería ser libre, pero esa libertad estaba en otro lugar. En un lugar lejano en donde encontraría lo que siempre busco, como podría su corazón amar a una bestia como el carbón, con los ojos rojos como dos llamaradas de fuego.
Hay un problema, el karma existe y es cruel. Amar y no ser correspondido puede ser el sentimiento mas horrendo y nadie se salva incluso sino pertenecen a este mundo.
-Dione, podrás dejar de amar a un monstruo- ella negó con el corazón hecho pedazos, hace bastante tiempo este ya no le pertenecía, puesto que solo latía por el- lo tendrás que hacer si deseas salvarte de la oscuridad- esas fueron las palabras que el pronuncio antes de ser liberada de las cadenas doradas que amarraban su alma.
Freen era una omega bastante rara para la personas aquellas decían que era un poco más alta para ser una omega otros que podría dar miedo si te miraba y algunas personas solo quedaban enamorada de verla aunque para Freen todo era normal pues siempre era amable y nunca se enojaba atenta con sus seres queridos era la chica perfecta como sus padres solían decir.
Becky una pequeña omega tan hermosa como la primera nevada era una chica responsable y cuidadosa con todo lo que hacía vive esperando a que aquella omega aparezca una vez más a su vida pues recuerda que alguien la salvó cuando era pequeña más no recuerda su rostro así que vive con la ilusión de que algún día aparecerá.
Pero ¿Qué pasaría si la persona que espera aparece en último año de universidad? ¿La reconocerá?