Desde que tenia memoria, siempre había crecido a la sombra de su perfecta hermana. Todo lo que el reino quería lo era Adara Lounfost. Todos esperaban que ella fuera la reina. Pero un rey caprichoso no pensaba lo mismo, porque en cuanto sus ojos captaron a la joven de cabello rojo, todo se undio como un barco que surcaba la mas cruel tempestad. El la deseaba, pero su capricho llego mas lejos de lo que todos esperaban. Ella solo quería ser libre, pero esa libertad estaba en otro lugar. En un lugar lejano en donde encontraría lo que siempre busco, como podría su corazón amar a una bestia como el carbón, con los ojos rojos como dos llamaradas de fuego. Hay un problema, el karma existe y es cruel. Amar y no ser correspondido puede ser el sentimiento mas horrendo y nadie se salva incluso sino pertenecen a este mundo. -Dione, podrás dejar de amar a un monstruo- ella negó con el corazón hecho pedazos, hace bastante tiempo este ya no le pertenecía, puesto que solo latía por el- lo tendrás que hacer si deseas salvarte de la oscuridad- esas fueron las palabras que el pronuncio antes de ser liberada de las cadenas doradas que amarraban su alma.