Pasamos mucho para ser dueños de nuestras vidas, nos vimos sometidos a situaciones peligrosas en la que no tuvimos elección, pero a pesar de todo el dolor que tuvimos que pasar y de todo el sufrimiento que nos causamos, no me arrepiento de nada, porque ahora eres mío. Sin límites ni restricciones, y yo soy tuyo, sin dudas y sin miedo. -Mi Aidan, mi lobito. -y tu mi hermoso ángel caído, mi demonio, mi único amor. -jeje...pero Aidan, tenemos que hablar de un pequeño detalle ahora que nos libramos de la muerte... -¿a sí? jeje ¿y que será? -pues... -¿¡porqué tengo que ir a la universidad!? -¡deja de llorar! ¡solo tienes 18 años! ¡tienes que terminar tus estudios! ¡se lo prometí a tu padre! -¡no quiero!