Hacía muchos años,ya llevabas formando parte del escuadrón de agentes para el capitán Cotor. Pero hubo un problema al inicio,y ese problema tenía nombre. Vladimir.
Fue un dolor de cabeza al principio, él siempre era orgullo y hasta egocéntrico,le gustaba trabajar solo,por lo que tú presencia no fue bien recibida para él.
-Asi qué...tu debes ser ______,¿Cierto? -Pregunto con condescendencia,y no siendo para nada respetuoso.-
-Si,señor Vladimir. -Dijiste de manera educada,tus palabras siendo suaves y serenas,lo que a él le daba un escalofrío en la espalda.-
-Mmm,no me sorprende,créeme,serás otra competencia mía.
Aunque...las cosas cambiaron con el tiempo. De hecho,parecía que tú eras la única que veía su lado vulnerable en algunas ocasiones que se abría contigo de manera sincera.
Parecía que el te veía como algo más grande que simplemente una competencia,no,ya no era así.
Tu actitud ruda, independiente y hasta orgullosa era lo que mostraba que no necesitabas de nadie para defenderte. Y eso... simplemente a Vladimir le encantó.
No paso más tiempo hasta que llegó el momento de que se hicieron compañeros oficiales,y...algo más que eso. A él no le gusta otro compañero más que tú,y siempre busca la manera y los atajos para estar siempre contigo...
Pero parece que las cosas...no van a hacer como las tenían planeadas.
Acaparando 10 billones de yuanes en suministros para el fin del mundo
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Renacida, Zhou Chuchu jura no volver a cometer los mismos errores de su vida pasada. ¡Amará a su esposo! ¡Protegerá a sus hijos! Incluso en el apocalipsis, una familia debe unirse y amarse, ¡manteniéndose unida e intacta! Accede a un sistema de registro. Inicia sesión el primer día y recibe un paquete de regalo con espacio ilimitado, ¡además de un maestro de plantas sobrenatural de nivel S! ¡Inicia sesión a diario para ganar 200 millones en efectivo y abastecerte como un loco! Tras el apocalipsis, una mujer despreciable suplica: "¡Chuchu, dame algo de comer!". Zhou Chuchu responde: "¡Piérdete! ¡No te daría ni a un perro!". ¡Le lanza al perro un hueso grande y carnoso! El hombre despreciable se arrodilla y suplica: "Chuchu, déjame entrar en tu refugio. Harías lo que fuera por mí...".