20 Bagian Sedang dalam proses Mucho ha sucedido desde la muerte de Lucía. Una semana después fui a Francia a descubrir si su teoría era cierta, y acabé siendo deportada tras ser denunciada por los padres de la niña que fui a investigar.
La deportación fue la gota que colmó el vaso en mi matrimonio. Hace un año estamos con los trámites del divorcio, pero mi trabajo no me deja mucho tiempo para hablar con la abogada y negociar.
En un mes tenemos que presentarnos en la corte ya que mi, pronto ex-marido, quiere que le pagué daños y perjuicios por la muerte de nuestro único hijo. No estoy dispuesta a pagar ni un céntimo por eso. La casa me da lo mismo, ya me he mudado a un apartamento cerca del hospital; el hospital en el que conocí a la niña que me llevó a arruinar lo que quedaba de buena relación con el padre de mi hijo.
La directora me volvió a llamar por un caso similar al de Lucía, que por desgracia para mí, me tocaba atender. Aunque, mirando bien la ficha, yo no diría que es un caso similar. Es una adolescente. Sí. Tiene una enfermedad terminal. Sí. Pero, ella es diferente. Lo sé. Ella no es un caso como el de Lucía.
Entró en la recepción del ala de enfermos terminales y la saludo, como hago desde hace un año, como me acostumbre a hacer antes de mi viaje a Francia. Ella sonríe de vuelta y me saluda.
"Solo deseó volver a tomar un café con su compañía", pienso mientras sonrió y me alejo.