Perú siempre fue un chico al que nunca le faltó nada, tanto que al finalizar sus estudios la única dedicación que tenía era salir con sus amigues a comprar cosas o a comer, aquellas cosas tenían un costo tan elevado que su madre, Tahuantisuyo, comenzó a tratar de enseñarle que la vida no era tan fácil, que debía aprender, pero el de piel rojiza siempre la dio de loca, y continuaba con sus acciones. Hasta que un día, su madre harta de la situación hablo con un trabajador, le pidió llevarse a Perú con el y enseñarle como era la vida realmente, recibiría una paga, así que el Mexicano ni tarde ni perezoso, aceptó.