Antes de convertirse en un expresidiario con sed de venganza, Hotan era conocido como uno de los mejores y honorables policías de Seúl. Mientras intenta convencer al mundo de llevar una vida normal en medio una batalla silente por el control de la ciudad, se ve en el deber de proteger a un cliente que, de día, es un joven duce y tímido; mientras que, de noche, se convierte en el más enigmático de los misterios. Mientras acude a cumplir con su deber, su cliente lo distrae de su principal cometido, mientras lucha por mantener sus convicciones intactas: No alejarse de su propósito; intenta no sucumbir ante la tentación. ¿Cuál de sus deseos logrará superar al otro? ¿El que crece por su venganza o el que aflora por su cliente?