- No puedes estar enamorada de mí. - Su voz ha dejado de ser firme, su labio inferior ha empezado a temblar. - Uno no elige de quién se enamora. - Trago saliva. - Porque créeme, qué si pudiera elegir de quién enamorarme, tú serías el último al que elegiría. - Sé que ésas palabras lo acaban de destrozar, pero en parte es lo que quería. Maldita sea, claro qué lo elegiría a él, ¿quién no quiere a un capullo romántico en su vida? Y es qué sí me hubieran dicho antes de conocerle que acabaría enamorada de un boxeador, me habría subido antes al ring. En la vida real nada es perfecto y mucho menos en la de Judith. ¿Acabará junto al amor de su vida? ¿O él simplemente será una dolorosa etapa más qué le hará madurar del todo? Todos los derechos reservados al autor. ©