La historia de Rosel y Julian es una historia de amor trágica y conmovedora. Rosel, la princesa, era una mujer de belleza excepcional y una presencia cautivadora. Su cabello dorado caía en suaves ondas sobre sus hombros y sus ojos azules brillaban con la pureza de su alma.
Julian, por su parte, era un joven campesino de aspecto apuesto y manos fuertes y ásperas por el trabajo en los campos. Sus cabellos oscuros enmarcaban su rostro, resaltando sus ojos oscuros llenos de ternura y pasión.
Ambos irradiaban felicidad cuando estaban juntos, y se podía ver el brillo en sus ojos y las sonrisas en sus rostros. Rosel vestía exquisitos vestidos de seda y joyas relucientes, mientras que Julian llevaba ropas sencillas y gastadas por el trabajo diario.
Cuando estaban juntos, su amor llenaba el aire. Podían ser vistos paseando por los campos, cogidos de la mano, con la felicidad iluminando sus rostros. Era evidente que se complementaban perfectamente, uniendo la nobleza y la sencillez en un vínculo inquebrantable.
Sin embargo, a medida que la historia se desarrollaba, las sombras se apoderaban de su amor