Erase una vez, un hermoso chico con la piel blanca como un perla, el cabello negro azabache que combinaba con su mirada, unos labios en forma de corazón, con una belleza sin igual que atraía la mirada de todo el que se atravesara en su camino, pero lo más peculiar del chico no era su belleza, sino su la actitud tan llamativa, y por supuesto la causa de los suspiros de Kim Jongin, su paciente y guapo novio, el mariscal de campo.All Rights Reserved