Permíteme hablarte de una verdad oculta y profunda, una verdad que yace en las profundidades del cosmos y en los recuerdos olvidados de la humanidad. Los dioses antiguos, aquellos seres primigenios que se alzaron mucho antes de que la luz del sol iluminara la Tierra, poseen una importancia indescriptible para el hombre.
Aunque los siglos han pasado y las civilizaciones han florecido y caído, los dioses antiguos perduran en la esencia misma del ser humano. En nuestras más oscuras pesadillas y anhelos más profundos, se encuentran sus huellas, resonando en lo más profundo de nuestro ser. El hombre, en su esencia, es un reflejo distorsionado de los dioses antiguos, una manifestación efímera de su inmenso poder.