-Yo ya no quiero nada contigo, así que deja de molestarme - mintió. -¡Dios mío, Yoonoh! Ayer me llamaste borracho, estabas llorando, me dijiste que me extrañabas y tuve que ir a buscarte porque no querías que nadie más te tocara y te llevara a casa, yo lo hice, así que deja de hacerte el tonto y ábreme la puerta