Otra noche para sí mismo, no había salido en semanas, le gustaba la sensación de tener un espacio a solas. Pero la intimidad no duró mucho para Draco Malfoy, exactamente diecisiete minutos después de haber empezado a leer un libro recostado en el sofá de su habitación, su lectura fue interrumpida por los repetidos sonidos del timbre de su casa. Eso lo alertó. Tomó su varita que mantenía junto a él, en la mesita de noche y bajó a abrir la puerta para ver quién era la persona responsable de aquella interrupción tan escandalosa. Se encontró con lo inimaginable, su enemigo jurado de la infancia, Harry Potter; herido, terriblemente pálido, agitado y tambaleante. Sintió una punzada en el estómago al verlo en ese estado y tan de pronto. "¿Potter?" Alcanzó a salir de sus labios con una voz que no reconoció, estaba preocupado. "Yo... no sabía a dónde más ir..." contestó Potter débilmente, entonces se desvaneció frente a sus ojos. Draco Malfoy nunca imaginó que esa noche llegaría a su puerta aquello a lo que siempre le había huido de ir a buscar: amorTodos os Direitos Reservados
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