Elizabeth ha marcado su destino desde el primer momento en que amo la adrenalina circulando por su torrente sanguíneo al introducir aquel cuchillo de cocina en la arteria de su infame vecino. Uno tras otro, cadáver tras cadáver se encargo de deshacerse de toda la escoria humana junto con las evidencias. Pero, ¿6 metros bajo tierra eran suficientes para desaparecer el pecado? ¿podrá Elizabeth continuar su osadía? Todo iba como ella marco el camino, hasta que su última victima sacudio sus sentimos. ¿Por qué no podía matarlo? "¿Si nos injurian, no debemos vengarnos?" (William Shakespeare)