Si de ser necesario, mi alma entregaré al diablo. Nunca esperé encontrarme en tan exasperante situación. Su oscuridad me acogió como una madre a su retoño una helada noche de diciembre. Él, en ese bar cualquiera. Decoroso, admirando su alrededor, serenidad en su semblante. Su traje rebosante de lujo, haciendo contraste con el barrio tan paupérrimo en donde ahora bebía en un bar de mala muerte. Es mi objetivo. Por mi familia yo he de engatusarlo y al fin mi cometido cumplir. Porque en esos momento jamás vi venir aquellos tan feroces sentimientos. Aquella ventana que dejaba pasar el ululeo del viento, destrozando el sosiego del momento. Si de ser necesario, te destrozaré, hasta que cenizas queden. En mi ciervo te convertiré y no tendrás más opción que servir mis peticiones. Pero, aún cuando escuches todos mis crueles pensamientos, quiero que entiendas que mi familia está en riesgo y que jamás esperé enamorarme de tu sonrisa, tus fanales oscuros, tu masculinidad intimidante, y esa forma de dejarme embelesado tan súbitamente. Cuando en aquel bar te divisé, en mis ojos te quedaste grabado. Mas me hice sordo ante mis suspiros enamorados, me hice ciego ante la imagen de mi reflejo sonriendo luego de nuestros encuentros, me hice el desentendido cuando las pruebas sobraban. Entiéndeme soy solo un pandillero, que se enamoró perdidamente de un mafioso. Acógeme, resguárdame entre tus brazos como lo hacías cuando creías en mí, cuando había logrado traspasar tu coraza irrompible. Envolvamonos en el dulce devaneo, como aquel rosal tan bello que me enseñaste en primavera. Ahora aquellas rosas yacen marchitas, esperando el resurgir de nuestro amor.Todos los derechos reservados
1 parte