Preámbulo:
En uno de los momentos más duros de su vida, decidió coger papel y boli para contarnos su historia, 23 hojas llenas de añoranzas, dolor, fortaleza y esperanza. En medio de su propio sufrimiento, sintió la necesidad de ofrecer consuelo y orientación a aquellas mujeres que en circunstancias similares a la que ella había vivido, supieran reconocer que merecían algo mejor, deseando encontrar luz en la oscuridad se abrió a los demás, aunque sin saberlo nos estaba ofreciendo su introspección, su historia... para que un día sin quererlo la contáramos y pudiéramos entenderla, quererla y perdonarla. Y así con lágrimas en los ojos que caían en el papel y que borraban las palabras a medida que las escribía, ha dejado un legado de amor y resiliencia.
Estas páginas, escritas con sufrimiento y teñidas con la tinta de sus lágrimas, fueron descubiertas por mis hermanos y yo tras el fallecimiento de nuestra madre, víctima de una enfermedad cruel. Nuestro corazón se desgarró al encontrar este tesoro perdido, tan cargado de su esencia, tan repleto de sus experiencias sentimientos que ya no podrá compartir con nosotros.
Como su hija, me siento honrada y a la vez abrumada por la responsabilidad de darle voz a su historia. Cada palabra que escribo es un intento de capturarla a ella, y de recrear sus pensamientos y emociones con la precisión que solo una hija puede aspirar a alcanzar. A través de estas páginas, busco preservar su legado, su espíritu indomable y su amor incondicional.
Mis manos tiemblan mientras intento revivir sus palabras, mientras trato de recrear el tormento que la acechaba y la fuerza que la impulsaba a seguir adelante. Cada frase escrita es un tributo a su memoria, un acto de amor que intenta perpetuar su existencia en el tiempo. Es un esfuerzo humilde y desgarrador por darle el cierre que merece, por compartir con el mundo su valentía y su voluntad de vivir.
Al defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa.
Lo más sorprendente para Alicia no es el sistema en el que se rige la sociedad, los hombres, que no solo son los que dan a luz, si no, que se dividen en dos.
Los oro, la clase baja que tienen tendencia a dar a luz a otros hombres.
Y los jade, la clase alta que tienen tendencia a dar a luz a mujeres.
No solo eso si no que al ser las mujeres un bajo porcentaje, las familias se conforman por un harem de hombres, los cuales no son vistos más que como máquinas de hacer bebés.
La imagen la saque de internet créditos de la imagen a: "Alya".