Corrí... sin mirar atrás. Corrí esquivando cada árbol que veía, corrí, aún cuando mis pies me suplicaban que parase; aún cuando me quedaba sin aliento; aún cuando mi garganta estaba cada vez más seca. Sólo escuchaba mis latidos acelerados; mi respiración y mi voz entrecorta mientras le respondía lo mas que podía al operador del 911. Y por otro lado escuchando mi voz interna decir: -¡No pares, no mires atrás! ¡Por favor no pares! ¡¿Aún recuerdas porqué lo hacemos?! Recuerda que es por el bien de todas ellas, somos fuertes, como para rendirnos ahora por favor. ¡Corre, Sam! Hazlo por tu madre y a todos los que amas. ¡No pares... hazlo por todos ellos! -Necesito que me digas lo que vez a tu alrededor ahora mismo- escuche a la chica del otro lado de la llamada. -Sólo veo arboles- jadee desesperada. -¡Veo una carretera, veo una carretera!- sonreí esperanzada hasta que a lo lejos escuche un fuerte sonido y cada vez crecía una incomodidad y un ardor en mí; mis pies se debilitaron más de lo que ya estaban y los sentía muy pesados. Justo en ese momento supe que me habían encontrado. Todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos; créeme, si le dijera a mi yo del pasado todo lo que está pasando, tal vez hubiera sido más atenta, más precavida; tal vez quizás si no hubiera dejado escapar todos aquellos pequeños detalles que suelen hablar mucho sobre casi todo a tu alrededor; tan sólo quizás nada de esto estuviera pasando; tal vez quizás hoy sería libre y no estuviera aferrándome con uñas y dientes a la vida. Y tu, mi querido lector, tal vez quizás no estuvieras leyéndome y cuestionándote como empezó todo y como terminó. te brindo a que lo averigües tu mismo.